RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 20 de febrero de 2019

EL PASO DE LAS LUCES


EL PASO DE LAS LUCES.

 

Estaba a punto de ser lunes
en aquel domingo
que fuera después de un sábado tardío,
ya sabes, la línea opaca del horizonte sin mimbres
que llenaba de piedras
el paso de las luces que se iban.
Era como estar aprendiendo la sabiduría del placer
y llegaron los focos enfilando los labios,
-al esplendor de un tiempo de ardores-,
llenando los cristales de inusual clamor.
Dije que nos iluminaba la noche,
dijiste que la luz se volvía,
que la luz se torcía,
que la luz se tornaba
y oíste comenzar otra vez la sombra
para gemirle a la noche.
Se quedó luego la voz de los besos
en un silencio de fronteras,
acaso mirando la luz furtiva
que nos pasaba por ojos de imprudencia.
Y era, -resulta-, el aviso de la nada
que se retorcía de envidia por los roquedos del crepúsculo
y resolvía su morbo queriendo desear
a quien yacía en los brazos,
erguida mujer en complot con la vida
o con la libertad de tocar todos los placeres
o con la calma de sentirse infinita
por un halago que esperara.
No fuera a parecer
que a la cima de santidades, como dicen,
llegaras a endemoniar los ocasos
sino al  contrario,
que todo se temiera más noble que nacer
o más inmenso que correr
a las alas del olvidado sombrero
que dormiría inquieto con ganas de un respingo.
Así volvió la noche
sin caer en su cuenta de nosotros.

 

Ramón Llanes.

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