RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

martes, 8 de noviembre de 2016

NOVIEMBRE

Noviembre.


Con este olor a fuego, con la tardanza
de las músicas, el enjuague de las hojas,
te diré mujer,
los ojos han quedado en la aduana de la tarde
sin querer cerrarse, sin pestañas,
con este olor a frío, con las amígdalas enrojecidas
de llamarte, con la sopa en el músculo,
te diré, mujer,
las rosas del jardín tienen miedo a noviembre,
miedo al rodar de las máquinas que apartan de la tierra
los pies y cortan los caprichos,
tu haz con miedo al arcoiris de otros,
tu sofoco con miedo al freno que no entiendes,
tu libertad con miedo al beso,
te diré,
te diré, mujer,
con este vicio de atardeceres no tiene premio el día,
agasajo la mañana, fulgor el señor de las claridades,
ni siquiera acomodo mi huella,
con este plástico en los labios
no se pueden decir los pensamientos,
no la voz, ni predecirse el futuro que haya,
te diré,
los suelos están soportando escarchas,
con este puente que desune besos,
el trueno, aún en noviembre, tiene miedo a la tormenta,
nosotros, te diré mujer,
tenemos miedo de tener miedo,
miedo al silencio de tenernos,
con este sopor de ingles y convulsiones.
Algo se pierde por la borda de noviembre,
como antaño,
algo viejo cuelga en el alambre,
algo se entristece con este talismán de pelusas
que no llega, que jamás nos hace llegar
de pleno a la boca,
miedo al plástico, a la soledad, al bulto,
al viaje, a la despedida, al encuentro,
miedo,
te diré mujer,
a que los ojos tengan sitio
en el pensamiento y noviembre en curso
suspenda el protocolo de migas,
toree al miedo, venza y socorra a la tarde que pedimos,
te diré mujer,
con esta manta de niebla
no llegaremos al estío, no tendremos pan que soporte
el miedo al encuentro,
ni sabia compostura, ni aledaños de cipreses,
con este paso no avanzamos hacia el mediodía,
no sorprendemos a las voces que nos echen,
no descansaremos y será imposible culminar la cima,
con este precio no pagamos
al crepúsculo para que limite nuestra espera,
ni el miedo será capaz de respetarnos.
No es tiempo, mujer, de perderse, de vagar con lo puesto,
ni tiempo de cerrar, ni de trabas,
ni tiempo, mujer,
de cansarnos en el jardín
donde la escarcha ocupa el color de las rosas,
con este noviembre de plástico y tozudez
inventado once veces en la memoria
y portal de las nieves,
no es tiempo, mujer, de tirar el amor
a la deriva de noviembre.






                                             Ramón Llanes.

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