PARA
MARI RODRÍGUEZ MACÍAS
Esa
parte de alma distinguida,
ese
malabarista sentimiento,
ese
estar tan pendiente del momento,
ese
aromo, ese cobre, esa vida.
Esa
linda amistad tan conseguida,
esa
calle, ese club, ese lamento,
ese
despegarse del pensamiento,
ese
rumbo escogido, esa partida.
Un
horizonte hecho de ansiedad,
una
prolongación en la nacencia,
una
guitarra, un piano, un cantar.
Un
“mereció la pena la experiencia”,
un
respeto a la tierra principal,
el
amor, la ternura, las vivencias.
Ramón
Llanes
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