RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

domingo, 13 de noviembre de 2016

UN EXTRAÑO EN CASA

 

UN EXTRAÑO, EN CASA.

Nunca diré que Alberto se destaque por su irresponsabilidad o incoherencia, lo trato desde siempre y me gustan sus maneras, su educación y su estilo. Eso sí, vive enfrascado en un mundo tan real que a veces asusta, vive acomodado tan típicamente al consumismo, tan pegado al televisor que logró hacer de sus cuatro hijos unos verdaderos expertos en trivialidades y monsergas de esas que abundan y que hacen y componen una existencia cada vez más inútil.
El mayor de los hijos sabe de memoria todas las canciones de Navajita Plateá, conoce los más íntimos secretos del grupo, sabe de las fechas de sus conciertos, del color del pelo de las novias de éstos, el signo del Zodíaco y un sinfín de datos más como para rellenar una enciclopedia o una antología del disparate. Es verdad, cosas insospechadas, como el color de la ropa interior, las comidas que no les gustan etc. Y más sorprendente es su hija Marta que domina la prensa “tonta” o “del corazón” con especial maravilla. Mar Flores parece que forma parte de la familia, Carolina de Mónaco es ídolo y diosa dentro de casa, Alejandro Sanz (ahora llamado el traidor por su reciente boda), preside todos los rincones de habitaciones, escaleras, cocina y hasta despensa; y Marta sabe de él muchas cosas que él mismo ignora, se jacta de ello y con enorme razón.
El hogar, dicho así, huele a templo de fama porque la esposa de Alberto a sus 54 años, rubia y recién enlutada, se bebe los humos y lo que sea por Lola Flores, Pantoja, Jurado o cualquier folclórica al uso que se ponga por medio. Es curioso verla delante de la pantalla, se permite piropearlas, gritarles y hasta besarlas, sin vergüenza ni decoro. Imita, la esposa, las coplas de las susodichas, domina las vidas ajenas, opina e incluso les escribe dándoles consejos sobre la boda, la separación, el traje fucsia que no le pega o la última canción que le hizo llorar. Un dechado de perfección, una mujer de esas de bata de guatiné y zapatillas, rulos y olor a sudor viejo que no es ideal para Alberto que es más fino que mandado hacer.
El resto de la familia, con suegra y gato, por el estilo, sin merecer que nos paremos en detalles, que ya están ellas para cotillearlos. Son buenos todos, pero quizá sepan demasiado, o quizá presten demasiada atención a lo ajeno que a ellos les parece lo más natural y lo más lógico. !Qué ilusión que se ha casado fulanita y estuve toda la mañana pegada al tele!.
Cosas en fin de la convivencia diaria que hacen de la vida un motivo más para vivir, entretenerse, discutir, conocer, saber, o simplemente perderse en necedades que solo conducen al descuido, a juzgar por la familia de Alberto que lo ignora hasta el punto de desconocer, por ejemplo, que éste, desde hace ocho años es homosexual y convive con su pareja, cuando se le permite, y conforman una convivencia de auténtico lujo. Paradojas de la propia vida cuando se es un extraño en casa.




Ramón Llanes.

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