PARA
PAQUI Y ANDRÉS
Estábamos
allí, ¿verdad?, dispuestos
con
toda nuestra juventud ardiente,
Andrés
de su Paqui siempre pendiente
el
corazón sobradamente abierto.
Éramos
paso a la vida cierto
y
la felicidad era presente,
teníamos
espacio suficiente
para
jugar a dominar el tiempo.
Recordad
esas noches de veladas
con
la curiosidad en el semblante
y
nuestra misma mesa reservada.
El
baile como abrazo, ella elegante,
Andrés
con su sonrisa dibujada,
y
el amor serenamente brillante.
Ramón
Llanes
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