RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 3 de abril de 2017

REFLEXIONES DE UN PREGONERO

 
REFLEXIONES DE UN PREGONERO.


Era abril del 87 y el ajetreo de la construcción de la ermita daba las “boqueás”, a todo se le veía el ansiado final y se propuso celebrar la primera Romería. En ese inmenso gozo estábamos cuando se me acercó el amigo Féliz Capilla y me comentó: “amigo Ramón, digo yo que habrá que decir unas palabrillas antes del inicio de la Romería y hemos pensado que seas tú quien lo haga”; muy a pesar de estar cercana la muerte de mi padre, accedí a la petición y el segundo día de mayo de aquel glorioso año abrimos la fiesta con el Primer Pregón: “Lo hemos conseguido, amigo Bartolomé, lo hemos conseguido”, fueron mis primeras palabras. Quizá aún retumban en el Barrito, quizá aún estén grabadas en los sentimientos de la mina.
Ahora es 2017 y el tiempo no ha hecho otra cosa que ponerle razón al sueño, que luego fue proyecto, que luego fue realidad y que hoy tiene esa condición de haber conseguido llegar a una utopía cuando por aquí no sabíamos qué era alcanzar tanto. Se tocó la nube más cercana a las esferas de lo imposible y estuvieron con nosotros la fortaleza, la unión, la solidaridad, la pasión y la vida. Habíamos sobrepasado todas las inclemencias y habíamos superado la realidad. Ya éramos algo más que hombres, mucho más que mujeres, habíamos llegado otra vez a ser niños. Y todo empezó y se hizo una nueva forma de vivir y se inventaron las alegrías compartidas y se le enseñaron los trajes de flamenco al Barrito y se le custodió el paisaje y se bendijo una ermita para los siglos y se diseñaron, toldos, cantes, reuniones, rebijitos; se le puso nombre a cada una de las casetas, se nos permitió emborracharnos entre nosotrros sin molestar a nadie, pudimos gritar a nuestra patrona, hicimos carteles que anunciaban esta vida nuestra, aprendimos a bailar y apenas empezar ya fuimos admirados por los pueblos vecinos que también vinieron con nosotros a compartir nuestros deleites.
La voluntad del tiempo ha hecho de nosotros un mundo menor, somos acaso más sabios pero nos cortaron alas imprescindibles, la muerte se nos llevó gente importante en nuestra comunidad pero aún así, seguímos la huella trazada, somos parte de aquella estirpe valiente, tenemos la libertad y la grandeza para continuar y en ello andamos. Este mismo acto es prueba de ello.
Pero la Romería nos aportó algo más que cantes, casetas, trajes de gitana, sombreros y procesiones; estábamos “esperriaos” y la Romería nos alimentó la convivencia, nos ayudó a fabricar comunidades pequeñas formada por nosotros y entre nosotros, nos alentó la esperanza, nos subió la autoestima y nos comprometió más con la idea de la colectividad; me comprometo a decir con absoluta certeza- y es producto de mi observación constante- que ahora somos más solidarios con nosotros, estamos más unidos, sabemos divertirnos juntos, nos entendemos mejor, nos tenemos más a mano, somos más fuertes en lo humano y en lo vecinal, somos capaces de responder y empujar al unísono, nos reunimos más veces, somos mejores en dignidad y sobre todo, somos más felices y nos queremos más y mejor. Gran logro solo conseguido por subir el peldaño de la utopía de donde nadie nos podrá bajar.
Honor y brindis por todos mis tharsileños queridos, los pasados, los presentes y los futuros. Y honor especial a aquellos trece seres humanos que un día apostaron por este bienestar.
Desde 1987 -y quizá parezca pretencioso- me siento más orgulloso de ser de Tharsis y de haber contribuido a la felicidad de mi tierra amada.


Ramón Llanes. 2 abril 2017.

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