RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 16 de octubre de 2017

LA LETRA PEQUEÑA DEL MAR

La letra pequeña del mar

Los últimos sucesos implican al mar por el descuido que ha mostrado respecto a las travesías necesarias de seres humanos en su lucha por sobrevivir, dejándole entrever una somera culpabilidad y cierta fusta de "insolidario" para con los problemas actuales que asolan la vida en sus orillas. El mar tiene su letra pequeña y sus códigos de conducta, no admite se le intente hacer corresponsable del mal de la tierra y de los desatinos de esa humanidad cercana ni presta conformidad a las formas y modos que se emplean. No está, en definitiva, en sintonía con el conflicto, el mar tiene sus propias agonías, sus recelos y sus contrapuntos y en ello le va la vida. Tampoco está sometido a que se le achaque insolidaridad, hace aquello que le es genético: nunca se queda con lo que no es suyo y devuelve a la tierra sus pertenencias.
Hablábamos del mar en consonancia con la peste que inunda esta parte más concreta del mundo para la cual habíamos diseñado un sistema de comunidad que respondía a las expectativas de orden que buscábamos para conseguir cuotas de bienestar de mayor grado en cualidad y cantidad. Después de un largo trecho insuflando el sistema, apostando por él y ya con todos sus esquemas escritos en reglamentos y leyes, con su buen elenco de personas al servicio de esta comunidad llamada Europa, después de todo esto observamos que ha sido un grave fiasco de imposible o difícil restitución. Dicen las estadísticas que somos más de cien millones de pobres, que el espíritu primigenio está incumplido sin pudor, que se ha llenado la vida de una tecnocracia innecesaria y de una burocracia torpe y que todo ello impide su correcto desarrollo.
Para colmo de nuestra insatisfacción, esta gremial comunidad de derechos sostiene una teoría inhumana y esquiva cuando se le somete a cuestiones de alto calado solidario. Los movimientos migratorios, los éxodos, las huidas de tantos seres de una a otra nación en continua búsqueda de un mundo mejor no son asuntos que parezcan afectar a esta parte de nuestra humanidad provocan- do con ello los consiguientes sofocos al sentirnos cómplices colaterales de estas tropelías. De modo que con imaginación hacemos como que nos inventamos a diario nuestra propia realidad, quizá perdiendo hojas de identidad y sin duda siendo conscientes de la inconformidad y del desorden. Es evidente que el sistema nos llevó a sitios desconocidos donde no estaba la tierra prometida.


Ramón Llanes. (EL CAJÓN DEL SASTRE).
3 Septiembre 2015 

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