LA FUENTE
Anoche tuve
un sueño que no me atrevo calificarlo de absurdo o de heroico, quizá algunos
detalles se me escapen ahora que ya estoy despierto porque se me difumina la
memoria; intento recordar que mi cuerpo era una fuente de sangre y los niños jugaban
con ella y se mojaban y gritaban con una felicidad tonta, bebían los mayores con ansiedad creyéndose
curados de no sé qué, los poetas le escribían versos épicos y cantaban, los
pintores inventaron colores nuevos para la escena sin renunciar al fondo rojo
en una acuarela distinta, los payasos se
sentaron a reírse mientras salpicaban con mofa de sangre los vestidos de las
niñas, observaron con curiosidad unas
prostitutas que pasaban y no entendían el juego, algunos señores de corbata
aplaudieron la idea creyendo que se trataba de una magia, el vendedor de
cántaros se acercó para llenarlos todos y dejó unas monedas, los médicos se quedaron atónitos y analizaron
sus propiedades, el tiempo se asustó y entonces apareciste tú, amor, con toda
la ternura y me desperté para ofrecerte un beso, fue la vez primera. Y ya no me
acuerdo de más.
Ramón
Llanes.
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