RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 22 de enero de 2025

LA LLUVIA DESEADA


 
LA LLUVIA DESEADA
 
 
Se abrieron los cielos
como una espuerta grande y dejaron caer las copiosas ensenadas
de agua que guardaran
sus nubes en paño de oro;
los campos empezaron a oler a tierra mojada,
las jaras emprestaron su magia
a los eriales sabios de la solana,
el tiempo se puso lánguido y las personas se encerraron
en la calidez de la casa hasta que pasara la sonoridad
del trueno y dejara la tormenta los signos nuevos
de su reflexión cíclica.
Vimos el agua en la piedras
y en las ramas quedas de los árboles,
las correntías dominaron el prepucio del arado;
empezaba a tener vigencia el invierno
con la exuberancia de líquenes
y la mudanza del calor de los riscos que había esperado
mojarse en una obsesión de placer;
es el invierno, el impulso más genuino,
las más soberana procesión de enseres del tiempo.
El agua en su comodidad de reventarse en los aires
y acariciar los palmos secos
de la tierra en un amoroso encuentro.
Mirábamos llover y cantábamos al llover
como inquietos niños que observan por vez primera una tarde tibia.
Al resguardo de la paz, en un cesto de hogares
de aperos de seres, los humedales de afuera se hicieron
ritos en la sucursal del adentro.
El invierno había aparecido en plenitud.
Vendrán las aves a los charcos, a beberse los reflejos,
a trincharse de risas, a olisquear el agua y a zambullirse con sentido.
Los cauces altos, los ríos corriendo,
la sed apagada, las tierras empapadas;
un silencio de perlitas en los majuelos,
una lombriz en la tana, la vida en su sitio.
Y luego la prosa a ponerle metáforas a las trochas
y a los terrones en un ritual de emociones
que se someten a ser tiernamente capturadas
en este leve ágora del tiempo
que es un solsticio agnóstico al paraíso perdido.
Hoy venderemos con la palabra toda la fragancia
que dejara en el alma de la tierra
la deseada lluvia.
 
 
Ramón Llanes

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