NUESTRO REY MAGO DE VERDAD
Mi nostalgia es la mayor servidumbre de mi memoria y siempre me aquieta, me levanta y me trae las emociones preferidas; mi memoria y yo nos tenemos un amor imprescindible, mi nostalgia me colecciona verdades tan en lo profundo que ni el tiempo las difumina; hoy que es día de Reyes me he fabricado en los adentros mi pijama de niño, he ocupado con mi hermano Simón la cama de la izquierda y juntos nos hemos dormido con los ojos abiertos a esperar que entrara nuestro Rey Mago de verdad, la tía María San Marcos, y a su llegada, mientras nos hacíamos los valientes, ella nos preguntaba por el colegio, por la bondad y por la vida, nos sonreía intentando no descubrirse y nos prometía un regalo más grande que todos los sueños y lo traía y lo dejaba y nos hacía sencillamente felices. Luego contábamos lo sucedido de manera gloriosa -como solo los niños saben contar las cosas importantes- hasta que nuestros padres lloraban de júbilo; una pelota de goma blanca que tal vez se rompiera a los tres días componía el gozo pero la grandeza de los ojos de mi tía empañados de su infinita ternura ha durado hasta la eternidad de este instante, hasta ahora que ya soy un hombre con memoria y algunos sueños. No soy capaz de volver a ser niño en cuerpo pero el alma se ha imaginado hoy la niñez por este rato para homenajear a mi Rey Mago de verdad y de todos los días, mi querida tía María San Marcos, la mejor diosa de mis indelebles nostalgias.
Ramón Llanes. Tharsis 5 enero 2025.
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