CON
ORGULLO Y RESPETO
He de referir sin disimulo, sin extrañas apariencias, sin estereotipos
concebidos, sin falsas modestias, sin tripas de hipocresía, la liturgia social
que desde los tiempos de la incumbencia que me toca observara en esta tierra,
en este núcleo compacto de grupo y sistema. El ejercicio de primacía que se
prodiga en El Cerro extiende su excelencia desde el orgullo y el respeto por
una tradición ancestral dotada de exhuberancia y riqueza antropológica que le
distinguen en un entorno ilimitador y conserva el premio de su patrimonio con
la delicadeza de la ternura y el amor por la herencia de los siglos.
He de referir, con agrado y admiración, todo el proceso institucional
que rodea el rito popular en torno a San Benito, mirando albricias,
mayordomías, aviso general, caballería, camino, avellanas, gestos de
complacencia y ánimos que aparcan en el alma de cada cerreño sensaciones
incalculables por la cantidad e indelebles por la calidad.
Mas no único es el símbolo que identifica a El Cerro este del Patrón,
que a la postre endógena se magnifica la trayectoria de la folía, el poleo
bailable, la compostura musical que llena la solfa en esquinas y doquieres.
Como si se tratara de un pentagrama de tejados y calles creador de notas
corcheas que se engarzan al golpe de una batuta de identidad, prosaica y
genética. Con orgullo, observo, transitan los ciudadanos esferas distintas,
espacios ocupados donde la música tiene lugar perenne y ejemplar.
Creciendo el respeto por lo hecho crece el respeto por el hacer, día a
día, con el estudio o la profusión de la herencia; sin dejar que el proyecto se
inicie o acabe desde la especulación o la ingerencia mediática o modificativa. El
respeto al tiempo se nota, se palpa, se admira. Me gusta ese colectivo interés
por las formas, esa defensa de la idiosincrasia, ese desvelo por la guarda del
tesoro, ese orgullo por el contenido espiritual del pueblo. No soy dado a la
envidia, soy devocionario, halagador y vivencial de las partes que configuran
todas las liturgias y protocolos de este santuario y soy, sobre todo,
observador del sentimiento que embarga el acontecer precioso y dignificante de
este pueblo, a veces también un poco mío.
25-12-06.
Ramón Llanes Domínguez
Primer Pregonero de San Benito.
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