MIS PRIVILEGIOS
La
exuberante nitidez en la conservación de los ritos y riquezas que los tiempos
dejaran por estos pagos de El Andévalo entrañan privilegios a quienes podemos
observar la bien cuidada vida, el bien formado orden de las cosas. Escribo
cuando se han subido muchos seres a acreditar su devoción a la Virgen de la
Peña, es domingo completo con sol radiante y costumbres de antaño preservadas
de especulaciones y enredos. Gabachas y gabachos, en la vestimenta de la usanza
ancestral, la liturgia del reparto de bienes a modo de ofrecer comida a todos
los peregrinos, la belleza mítica del caballo, el traje puebleño para la
ocasión, la función religiosa para los devotos, el peñón atento, la ermita
mimosamente estremecida; escribo cuando caigo de nuevo en la cuenta de saber
que tengo en perenne cercanía estos privilegios.
Ramón
Llanes. 24 abril 2016.
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