DETALLES INESPERADOS
La tarde era todo abril
en formas, el traje de la luz contenía esa seducción extraña que
quizá solo guste a los románticos, los versos estaban a punto de
aparecer, el lugar era febril y pulcro, con limusinas humanas que
presidían el fastuoso ocre de las sillas; se esperaba sencillamente
a la palabra, todo se había dispuesto para el culto de la palabra.
Aquel rato duró más rato, hizo la mella lírica en las conciencias,
se hizo mucho más rato Paz entera incluso empezando a mezclarse
poemas con músicas, jardín que contenía una vida inédita en la
silueta dócil del páramo de bellas vistas de pinares y humedales
cercanos, de gentes de sur, de emblemas tiernos que insinuaban una
explosión de emociones. La totalidad de los sueños se fundieron en
un solo sueño, las ochenta almas pensaron en Paz con largura y el
sentimiento de seguir trabajando por ella se escribió en todas las
memorias. Más arriba la acera guardó el vehículo de tránsito con
sabiduría y utilidad. Cuando el poeta dió por cerrada la noche de
los versos para volver al origen material de la vida encontró
prendida en el parabrisas una nota en papel con letra grande que
surgía de lo más inesperado de la sorpresa: VIVA LA POESÍA, indicó
la reseña, que se ilustraba con una pequeña sonrisa dibujada en
pocos trazos. Quizá, otra vez, mereciera el universo un tiempo de
poemas cultivadores de Paz.
Ramón Llanes 11.4.2016.
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