RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

domingo, 3 de noviembre de 2013

HISTORIAS DE LA PUTA CRISIS


HISTORIAS DE LA PUTA CRISIS

Alguien indolente e indecente habrá sido el inventor de la crisis, digo yo. A nadie se le escapa que los sistemas económicos se crean después de un conglomerado engranaje de alta precisión científicamente organizados para evitar su fracaso y se sustentan a través de premisas complejas predispuestas para la consecución de un determinado fin. La crisis no es otra cosa que eso: una idea de cambio y limpieza general en el sistema financiero, tal vez notablemente enfurecido por las bajas cuotas de rentabilidad y porque el invento provenía necesariamente del encargado de la limpieza, que aprovechará la nueva institución en un beneficio propio.
Las consecuencias negativas son datos palpables y vividos en primera persona por un incalculable número de ciudadanos, nunca tenidos en cuenta en la nueva fórmula. Ese es el principal fallo: olvidar las consecuencias. En todo proyecto se estudian los pormenores, la publicidad, los medios, el fin y las consecuencias. Si estas se presentan como más nocivas que su creación, como inidóneas en su implantación y como generadoras de virus sistémicos capaces de ocasionar un desorden colectivo de endeudamiento, el proyecto se desestima.
Aquí ocurrió lo contrario, desde la consigna del olvido de las consecuencias se proyectó un cambio de afectación mundial, deshumanizado, desleal, ilegal e ilícito, que ha destruido la vida, a costa de un crecimiento patrimonial para sus inventores y alentadores.
Nadie ha pagado aún por el error, a nadie se le ha imputado penalmente por esta barbarie. Como si un loco hubiera creado un veneno que hubiera sido capaz de eliminar a los pobres del mundo, por ejemplo; como si algún loco hubiera usado sus resultados de laboratorio en un importante alimento para desnutrir al sector de la población que le hubiera venido en gana. El lumbreras de este maldito sistema también es un loco que aún anda suelto y a quien pronto veremos recibiendo el consiguiente premio por su labor en pro de la humanidad. Y nosotros abocados al hambre hasta que la muerte nos separe de ella. Me enfurezco, no sé por qué escribo de estas menudencias.

Ramón Llanes. 31.10.2013.
Publicado hoy en digitalextremadura.com

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