RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

martes, 19 de noviembre de 2013

LA EDAD REBELDE



LA EDAD REBELDE.


No toda rebeldía procede de la inmadurez. Existen rebeldes toda la vida, como existen románticos toda la vida; ahora, tiempo de inquietud, la rebeldía llega desde el tono inteligente y pensado, reflexión madurada del ser que observa la limitación de su tiempo para dedicárselo a sí mismo; no es el trabajo pilar tan determinante en la edad tardía. Y se busca el júbilo, se añora el tiempo (aunque luego se desperdicie), el ocio como fin y no como medio, el placer de poseer el tiempo, el confort de discernir con absoluta libertad.

Así lo han hecho Chacón, Belzunce, Gálvez, Paco, González, Sández, y un sinfín de amigos que apenas pisar la raya de los sesenta han puesto cerco a su actividad para verle la otra cara a la vida. Algunos por otras causas relacionadas con los sistemas de crisis alcanzaron dicha meta en edad más baja. Ha sido el júbilo, etapa hecha, deber cumplido; comienzo de una singladura a descubrir. Rebeldía, entonces, a las disciplinas y al fragor, apuesta por la independencia y los desates. Ese logro de la vida detrás del trabajo. Se consigue un nivel y una calidad envidiables, dicen unos; se le ven los ojos a los aburrimientos, dicen otros. El júbilo se prepara con las herramientas del ajetreo, dicen los expertos. Ese premio que se hace más disfrutable cuanto más merecido, que alegra o irrita, según a quien toca.

La edad rebelde no buscada y consentida, edad desde donde el tiempo es ovillo decreciente, desde donde apenas se ve la parsimonia, edad rebelde por hacer, por aplicar conocimientos, por dejar las cosas bien hechas, edad para consolidar el proceso del amor en todas sus corrientes. Edad grande pero rebelde con el tiempo.
 
R. Llanes. (publicado en 25.4.2005 en Diario Odiel)
 

 

 

 

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