RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

viernes, 4 de marzo de 2016

ABRID LAS MINAS

Abrid las minas

No he oído hablar de generar recursos nuevos para la supervivencia de este entristecido país, no he oído voces aportadoras de ideas de negocios, no hemos oído que se investigue algo donde corresponde. Me refiero en lo que al plano público cabe culpar por tal descuido. La olvidada provincia de Huelva es un tesoro en recursos naturales pero nadie –de lo público, repito– se ocupa de ocuparse de tan preciado don. El presidente viaja a Estados Unidos o a China a buscar inversores sin llegar a imaginar –y si lo sabe es un inútil– las riquezas que esperan en nuestras entrañas para ser extraídas. Es el momento del cobre, los mercados lo dicen; también es el momento del hierro, lo repiten los mercados; es el gran momento del oro, suspiran los mercados. Y el interior de la provincia de Huelva tiene cobre, hierro, oro y muchos más metales de preciado valor que solo con la puesta en vida de tales recursos sacaríamos de la incertidumbre y de la pobreza a toda la provincia y más. Sé que cada explotación de las nuestras: Sotiel, Lomero, Río Tinto, Herrerías, Cueva de la Mora, Tharsis, etc, necesitaría de medio millar de obreros como mínimo para empleos directos. Abrid las minas y dejad ya de hablad en los parlamentos de la corrupción y de las monsergas que os ocupan el tiempo.
Refiero a los políticos que tanto han estropeado nuestra vida a que le pongan un toque de dignidad a su gestión, que sean conscientes de lo que ha de significar la puesta en valor de todos los recursos mineros y que se pongan a trabajar día y noche hasta que empiecen a sonar barrenos y maquinarias en los aires del Andévalo. Que ya no se puede discutir sobre la idoneidad de la apertura, sobre el impacto ambiental, sobre la recuperación de las aguas ácidas o sobre el sexo de los ángeles, ya no queda ni un suspiro, que estamos en las últimas, ¡abrid de una puñetera vez las minas!.
Hacedlo, aunque os cubráis de gloria, aunque os apuntéis todos los tantos, aunque tengamos que poner vuestro nombre a todas las calles de nuestros municipios, hacedlo con las agallas que montáis los mítines o con la voluntad que ponéis cuando recibís las altas remuneraciones cada final de mes. Os aseguramos que hablaremos para que os guarden un lugar en el cielo que vosotros mismos elijáis. Un saludo.

Ramón Llanes (De SECUENCIAS DEL MÁS ADENTRO)

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