CAVILACIONES
DEL DÍA.
Me
he sentado a la par que el libro
para
tres palabras de envidia,
para
soñar, si puedo, tres veces igual,
para
aterirme a un cansancio de valentía.
Hoy
se me cayó el sentido de vivir
en
tres burdas ocasiones,
en
tres miserias.
Un
saludo incompleto,
una
ignorancia,
un
mal resultado.
Menos
que llorar es cualquier cosa
y
yo siempre soy menos que mirar,
que
ni a mirar me atrevo,
siempre
menos, siempre menos,
acostumbrado
a poco más.
Me
han llovido las ganas de un borrón al día
pero
me vino ciego y sin sombras,
atardeció
como si nada
mientras
en su mesa sobraron tres migajas
de
nada.
Me
ha faltado tiempo para tomarle el cariño propio,
para
enterrarle también me faltó tiempo
y
para odiarle.
Le
dejo una página blanca en el diario
borrados
los números de las fechas,
tachadas
las horas, roto el santoral.
Y
mañana lo hará bueno, si cabe, si tiene oficio,
si
le sobran tres rayas para escribirle el atardecer.
El
futuro solo recordará la tristeza,
jamás
existirá para los poetas,
jamás
vendrá a reinar en trápalas y maldiciones,
se
le partieron tres motores de andar
y
dejó aceite en los arcenes,
manchas
negras, calenturas.
Ni
un adiós cerrado ni un bostezo,
ni
una pantomima, ha merecido.
Con
tres pésames le arriendo el olvido.
R.
Llanes17-9-98
No hay comentarios:
Publicar un comentario