ROMANCE DE LA PAZ
PERDIDA.
Huele el mar a patria
suelta,
a escondite de
osadía,
a esa insana Paz que
cuelga
sus miserias cada día
en la voz que
desatenta
ordena desarmonía
y van las luces
discretas
comiéndose la alegría
que el hambre en la
mesa deja
y el hambre a la
suerte fía.
Huele a podrido,
apesta
a olor de basura fría,
a deshonor y a
tormenta,
a insulto al pobre,
diría,
a maldición que se
inventa
quien a la Paz
desafía
y pone sobre la
hierba
la felicidad tardía
que a la Paz dolida
queda
porque no es la Paz
pedida.
Huele mal, huele a
guerra,
huele mucho a sangre
fría,
huele a falsedad
perversa,
a esa malvada ironía
de creer que Paz es
paciencia
o es la Paz una
utopía,
huele a daño en las
conciencias
y a consecuencia
dolida
y huele mal eso que
piensan
quienes al terror se
alían.
Ha de oler de otra
manera,
a corazón, a
fantasía,
a órdagos que no
frenan
la Paz en su
correntía,
oler a limpio, a
primavera
con lluvia, a
valentía,
tiene que oler a
candela
que queme las
fechorías,
oler a nuevo, a
quimera,
a Paz, a igualdad, a
vida.
Ramón Llanes.
Escrito para la Paz
en Tharsis 11 de marzo 2016.
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