Deberías saber
los nombres que no
tienen mis estrellas en tu ausencia,
la novena copa de
Europa
junto a la novena vez
que me huyes,
la crueldad que se me
cuelga en las canas
por el trato que
recibo.
Deberías conocer
cómo es un charco de
lágrimas en el corazón de otro,
cómo se agujerea el
alma con la polilla del dolor,
cómo el miedo mata a
la eternidad.
Deberías estar
para mirarte en los
ojos sin espejos
de un hombre pálido
que se marea en la
probeta de tu olvido.
Ramón Llanes. (MEMORIA DEL PRÓDIGO)
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