El Andévalo, el legado que los celtas dejaron en Huelva en forma de comarca
Ubicada
en la Baeturia céltica (siglo VI a.C), esta zona es una de las más
singulares de la provincia de Huelva por su diversidad natural y
cultural. Su nombre puede derivarse del dios Endovélico o de la voz
celta *Andéválon, que significa 'muralla grande'.


La otra sería la denominada Baeturia túrdula que abarcaría la zona de Sierra Morena central y oriental. El límite entre ambas zonas de situaría al este de la provincia de Huelva. Precisamente los hallazgos encontrados en una excavación arqueológica de la Edad del Bronce II ubicada en El Cerquillo, en el Cerro del Andévalo, permiten concluir que esta zona se encuentra en las cercanías del límite establecido entre ambas beturias.
Los celtas llegan a la Península Ibérica en la Edad del Hierro (VII-II aC). Distintas oleadas de este pueblo de origen indoeuropeo se van asentando en periodos de tiempo distintos en diversas zonas peninsulares desde el norte hasta el suroeste, pasando por la Meseta ocupando las zonas más despobladas y conviviendo en algunos casos con los pueblos indígenas de estas áreas.

Pascual Madoz la calificaba en su obra magna, el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, como un “territorio geológicamente de transición” entre la llanura litoral y el relieve de la zona serrana.

Existen tres teorías acerca del origen del topónimo Andévalo, dos de ellas tienen sello celta. La primera afirma que esta comarca toma su nombre de la elevación montañosa situada a los pies de Cabezas Rubias, en el lugar exacto donde antiguamente se cree existió un templo levantado en honor al dios Endóvelo o Endovélico, la más popular de entre las deidades a las que los pueblos célticos de esta zona (incluida la actual Portugal) rindieron culto en la Edad del Hierro.
De acuerdo con la tradición, este dios adoptaba forma de jabalí y su nombre significa “dios muy bondadoso”. Era el dios de la salud, protector de la tierra y la naturaleza, especialmente los bosques. Posteriormente aceptado por los propios romanos, que lo asimilaron a Esculapio o a Serapis.
La segunda hipótesis está también relacionada con una deidad, pero de origen fenicio: la diosa Ande-Baal e incluso hay voces que afirman que el topónimo tiene su origen en deidades posteriores de origen oriental.
Y finalmente, la tercera, incluida en un estudio de la Universidad de Huelva es que este nombre parece remitir a un término en la primitiva lengua celta: *Andéválon que significaría ‘la gran muralla o barrera, muralla grande’, compuesto del prefijo celta ande- con valor aumentativo, y de un antiguo valon ‘muro’, según la hipótesis de J.Corominas (Tópica I, p.79, y II, p.227).

En cualquier caso, sea cual sea el origen el del topónimo, estamos ante una comarca, la del Andévalo con un papel muy destacado dentro del mosaico de la provincia onubense ya que es uno de los espacios naturales más singulares de Huelva y Andalucía, caracterizado por una fuerte pluralidad cultural y natural otorgadas por sus características topográficas, climáticas, naturales, y geológicas, entre ellos el característico paisaje de la Cuenca minera de Riotinto.
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