EL PRECIO DEL DESTINO
La vida se nos mueve
entre descalabros, encantos y curiosidades. Habitamos la calle
sujetos a las servidumbres que esta nos somete, todos somos rehenes
de algo, de una ideología, de un vicio, de una enfermedad, de falta
de lluvia; todos dependemos de todos y ahora mismo me preguntan en
una sombra de la plaza si prefiero tener cuarenta años menos o dos
millones de euros, no me sorprende, lo había pensado muchas veces,
demasiadas, ya tenía la respuesta. La chica, interesante, atractiva
y con poca edad, se permitió añadir que se vendría conmigo en todo
caso, encuentra seducción en mí con cuarenta años menos y también
con la edad actual pero con dos millones de euros en la cuenta.
Decidí quedarme con
edad, sin riqueza y sin chica, no me pueden este tipo de tentaciones,
qué haría yo con cuarenta años menos, que serían cuatro mil
recuerdos menos, multitud de vivencias olvidadas, muchas felicidades
no vividas; qué haría yo con dos millones de euros renunciando a la
capacidad patrimonial de mi memoria, volviendo a empezar sin saber de
mí y de los míos y qué haría yo con una chica hermosa que acaso
ni le gustaran mis manías, mis versos, mis paisajes, mi vida. Seguir
cumpliendo años aún en saldo rojo, con el amor primigenio, la
capacidad en buen estado y la pasión por las nubes harán de mí un
ser mucho más feliz. Lo siento, me dio pudor contarlo.
Ramón Llanes. Huelva 24
mayo 2017.
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