RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

domingo, 13 de octubre de 2019

ILEGALES.


La fresa es el Dios de las pateras, de todos los hombres que se mojan la espalda o se sortean la vida con tal de merendarse un sueño, siendo que el sueño es solo comer, dormir, andar, mirar, amar; y se arrancan las legañas y algunos tienen la suerte de despertarse en un campo de fresones que les necesita. Mas nunca su utilidad está conciliada con el trabajo, precisan renglones que no poseen, sellos que no se pusieron, papeles que no existen. Y allá el campo de fresas que les llama desde la premura, el hombre subsahariano que abre la boca en solicitud de auxilio, el capataz que le requiere con una legalidad que no encuentra hasta que hartos un día y otro de necesidades, ambos acuerdan acercarse en contra de las normas que lo impiden.
Aún no es sabido en los campos de Huelva que los ilegales pueblan las cosechas y las levantan y les dan su salida natural. Y los empresarios son ahora quienes se juegan los sueños. O pretender solo el sueño, con fruta en mata, o alcanzar vivir proporcionando algo de sustento y bienestar a ilegales sacando la fruta. Un dilema maldito que persigue a los empleadores, saber discernir entre humanidad y legalidad, la elección es la correcta. Acaso, aún hoy que tanto se vigila, la cosecha quedaría seca si faltara mano de obra sin papeles. Ningún ser humano es ilegal. Presumo y deseo que alguien me habrá entendido.


Ramón Llanes. 

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