PENSADO OTOÑO
De este otoño enjaulado en estío destacan
las nubes que no nievan, los sonidos a reprobaciones políticas, el consabido
descrédito de la ética entre las fauces de quienes se ingieren dosis abundantes
de insultos y reproches, genios que alguna vez creyeron ser ejemplos de la
perfección humana y monigotes de la misma, los demás, gente de mal sentir que
aprietan a diario el gatillo de la inconveniencia y la intolerancia, mundos de
agónicos que se montan en la insolencia de alcanzar lo inalcanzable del poder a
costa de mordiscos, pisadas, humillaciones a todo lo que se mueve; de este
otoño pensado para que adornen la tierra las hojas caídas revientan los
optimismos quienes siguen augurando crisis por si alguna vez aciertan y para
desaliento de quienes intentamos convivir sin sobresaltos; de un otoño
sorprendido se ha de esperar que accione sus virtudes doblemente.
Será que el propio tiempo nos
invita a pensar en vanidades para seguir creciendo en la razón, para discernir
entre grito y eco, bulla y palabra, ver y mirar, o mismo para valorar más la
sensatez, el deseo, el pensamiento, la idea, la convivencia, la felicidad o
tener figura y porte como para pasar de puntillas por estas inclementes
insidias a donde quieren llevarnos quienes aprendieron a agitarnos y no saben
cómo habrán de mandarnos o tutelarnos el bienestar. O menos mal que es otoño,
para olvidarlo.
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