RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 16 de abril de 2014

EL MENSAJE


EL MENSAJE.

 

 

El periódico ha llegado con orgullo, lo leo, con la escasa convicción de todos los días aunque me place ese rito habitual de poner la imaginación, un rato, al servicio de la tragedia, no por morbo, por costumbre. Exactamente siete artículos de opinión sobre varias esferas, principalmente políticas; una editorial cargada de crítica sobre los sucesos del viernes pasado relacionados con el problema fatídico de la inmigración, treinta noticias alargadas de deportes o comidillas del deporte, cine (pequeño comentario), espectáculos, tres esquelas de personas mayores de 70 años, anuncios en cientos, pisos, pisos, coches y, por casualidad, una nota original, de las que no suelen tener presencia útil ni merecedora de atenciones, se trataba de una inserción publicitaria con el siguiente texto: “Te espero en la orilla a las once. Felicidades, te quiero”.

Me llama la atención, indago y pierdo el tiempo; en redacción me indican que saben solo de lo escrito; en administración, que pagaron el anuncio al contado sin identificación; una sola pista: era un hombre.

Al otro día me salto las noticias y busco el lugar de ayer y aparece : “No has venido  a la mar pero te amo”. Me preocupo y obtengo el dato de sus iniciales V.P y no alcanzo más. Algo de desolación, algo de impotencia me queda en la memoria para tener la posibilidad de cosquillearlo. Me digo que una historia tan emocionante no puede acabar así y me animo a seguir este recital amoroso los próximos días.

En efecto, un 25 de enero, deja el romántico su huella escrita a la amada con una frase tan abstracta como esta: “Me dueles, te esperaré siempre, te amo.”. Y mi investigación solapada pero activa sin datos que la ayuden a progresar; se me ocurren muchas conjeturas pero en esto del amor todo lo lógico puede ser absurdo y bajo la guardia. Dos enamorados, pienso, son capaces de escribirse un libro o de olvidarse y aborrezco el interés.

En los meses siguientes al “suceso” miro de soslayo las páginas del amor con más curiosidad que ganas y no encuentro mensajes ni respuestas como aquellas. Pero allá por mayo me viene a los ojos un artículo de opinión mitad emotivo, mitad lírico, de un autor habitual en las columnas de prensa de este periódico. Titula “A ti” la declaración de amor que le hace y caigo en la cuenta que era yo la destinataria de los anuncios y ahora me vuelco para conocer a  mi enamorado.

Así lo escribió Ana una tarde de abril mientras pensaba en la tristeza.
 
Ramón Llanes

 

 

 

                                    

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