EN MEMORIA DE FRANCISCO ORTEGA SALGUERO
Otro de los eslabones de nuestra pequeña sociedad de convivencia se nos ha roto por culpa de la debilidad del cuerpo, que en su caso solo le aguantó ochenta y dos años de mucho ajetreo. Francisco Ortega ha dicho adiós a su vida, ha dejado su arsenal de recuerdos en su inmenso archivo gráfico, ha compuesto su camino desde su impaciencia y se ha despedido de su Tharsis amado para volar con su cámara a los sitios etéreos o misteriosos con la gloria de haber servido a su tierra con su golpe de entrega.
Ortega no dejó lugar sin inmortalizar; dedicó mucha de su existencia a embellecer a través de la fotografía el entorno conocido y deja el recuerdo de la mayoría de sus conciudadanos en clichés de ternura que engrandecerán la memoria reciente de este trozo de vida que él supo guardar en el mejor recaudo. Hemos de agradecerle muchas, muchas cosas, pero principalmente su legado en imágenes conservadas con un denotado esmero.
Esa ha sido su obra o quizá solo una de sus obras porque nos conservó también la versatilidad del cine, nos dejó su infinito gusto por perpetuar la historia de las cosas pequeñas hasta conseguirlo. Y hemos de agradecerle que fuera un hombre pacífico, bueno y generoso. Gracias por haber estado con nosotros, amigo Ortega.
Ramón Llanes. 19.4.14.
No hay comentarios:
Publicar un comentario