RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

martes, 8 de abril de 2014

PRESENTACIÓN LIBRO RELATOS PARA LA TORTURA


PRESENTACIÓN DEL LIBRO

RELATOS PARA LA TORTURA DE UN ABANDONADO DOMÉSTICO

DE JOSÉ ACEVEDO.

 

Comparecemos a este foro de cultura a fin de hacer honor a la presentación del libro de José Acevedo RELATOS PARA LA TORTURA DE UN ABANDONADO DOMÉSTICO, editado por Ediciones Carena. Para publicitar este acto, que tiene más importancia que todos los que puedan hoy celebrarse en Huelva, llamé a cuantos amigos me cursan la convivencia; invité a cuantos forman mi catálogo de Facebook, envié correos por el doquier de las paredes de esta nuestra provincia tan culta e hice lo mismo en el boca a boca diario, más que invitando casi obligando a los míos a que comparecieran a este remanso para escuchar relatos de alguien distinto. Lo hice, créanme, porque me gusta que a los libros se les arrope cuando nacen y porque a los buenos libros hay que quererlos desde que nacen, por eso lo hice. El resultado ya lo ven. Estáis quienes merecéis estar, quienes habéis echado el freno a la tarde para evitar un olvido, quienes tenéis algo más que curiosidad por el autor y quienes andáis siempre preocupados por todo lo que en páginas se mueve por esta Onuba nuestra. Bienvenidos y a buen seguro que luego me lo agradeceréis. Me alegra que estéis aquí. Gracias.

Diré de la Editorial Carena que presenta cuidadas ediciones de los libros que escoge y que tiene una también cuidada distribución. Y diré que atreverse a editar en estos tiempos es casi tan osado como vender helados en invierno en Islandia. Pero ahí está, pendiente de que vosotros con vuestra actitud de avidez de lectura le dediquéis la salvedad de la compra y merezca un aplauso haber venido a Huelva a traer libros bellos bajo el brazo y extenderlos desde sol a poniente con la cualidad de los románticos y la ingenuidad de quienes llevan verdad por los caminos. Sea pues que el libro vuele de la mesa de venta a las manos de los adquirentes, sin magia, solo a cambio de los pocos euros que separan a una de las otras.

Diré del autor que me pasó tan igual como con Alberti, Neruda, Borges, Cervantes, Góngora, Lope o León Felipe, que antes que conocerlo a él, a ellos, conocí su obra. Estos autores de mi culto hacen de aliados conmigo y como si se tratara de presentar a uno de ellos diré, con la misma emoción, todo cuanto sé de José Acevedo.

Y como un ser humano de prestancia singular ha nacido, ha crecido, ha creado, se ha reproducido y ha vivido y vive en este mundo de literatos emergidos del Sur que tantos entusiasmos llevan para transmitir. Diré que reside en Jerez aunque nació en Sevilla pero que se ha movido emocionalmente mucho tiempo por Huelva y que ésta le ha dejado la huella que le faltaba para seguir siendo imperfectamente soñador o querencioso o cálido o rebelde. Se guardaba los versos por el pudor y un día se engalanó de combate y salió a la esfera de lo público con aquellas “Visiones atormentadas” y no crean que es en sí un tormento porque use a menudo dicho vocablo, es un ser normal, lo podrán observar. Luego se anima o lo animan a meterse de lleno en esta farándula y publica poemas y relatos. Y luego letras de canciones, también traduce novelas de autores franceses, hasta llegar al día de hoy. Casi no sé más de él, ya les dije que he conocido su obra antes que su cara, pero eso importa lo menos para descifrar en unas palabras el contenido de su capacidad.

Relatos para la tortura de un abandonado doméstico, no es el drama que esperan ni la comedia que parece. Es un libro serio y escrito con riesgo y valentía. El riesgo lo lleva en la forma, porque el autor no hace concesiones líricas ni bucólicas que puedan apartarle de la historia que quiere contar (acaso solo una leve referencia en el último relato), se ciñe al propio trato que hace con la disciplina suya y se encamina al barbecho de lo ignoto para que el lector, dentro de su capacidad interpretativa, no pueda sacar mensaje distinto al que el autor pretende. Es un juego personal del autor con la soledad y de la soledad con el autor, que no se descubre ni siquiera después de leer el libro. Pero es también –más que un desahogo, como él dice- un pulso premeditado a la inconsciencia. El autor está en todos los relatos sin que ello suponga que se trata de una autobiografía, sin que ello signifique que aprueba las actitudes de los personajes. Están escritos para desordenar sistemas, para desenfocar luces, para deshacer comportamientos e incluso para aclarar éticas.

Cada relato viene precedido de una cita de otro cualquier autor. La cita no es el resumen del relato pero les aconsejo que la lean antes de leer el relato y vuelvan a leerla después de leer el relato, comprenderán el “por qué” de este juego. En los once relatos existen denominadores comunes de conceptos y de formas. El hombre inventado convierte la vida de las historias en vidas propias porque al final formarán parte de su patrimonio monologuista que irá repartiendo con altivez por los círculos a donde sea invitado. Es cierto que este libro es un patrimonio o la primera parte de un patrimonio personal orgullosamente diseñado para el disfrute de autor y lectores pero es también un cuaderno de conspiraciones capaz de hollar menesteres y desengaños.

El primero de los relatos, Querida Verónica, es la sorpresa de lo imposible formado en la posibilidad de los sucesos que se manejan desde la sutilidad de un rompecabezas que desentraña la veracidad de todo cuanto puede acaecer. Su fondo trae causa de impotencia y a la vez de aseguramiento del amor. Es una historia de encuentros y desencuentros, de nudos en la garganta, de ensoñaciones, de celos, de misterios, de miedos. “Fíjate, -dijo- incluso se me llegó a pasar por la cabeza, en un momento determinado de la noche, que aquella otra eras realmente tú”. Les gustará.

La Traición, el segundo relato, también trae una historia perdida, sorprendente, casi sin ángulo para diseccionar el antojo del lector. Me he preguntado qué habrá querido decirnos, qué moraleja, qué mensaje. Nada o todo; puede que conduzca al conflicto de las relaciones o a la miseria de los hombres o la comunicación para la continuidad entre este y los demás relatos, porque todos forman un cuerpo, en cadena. No es posible quitar uno de ellos sin herir al libro.

 Fíjense en la portada, es la sombra alargada de un hombre que aparece quieto, esperando algo, sentado, borroso, desconocido, abstracto. Así es toda la obra y esa es su mejor cualidad. Porque caben preguntas pero quizá ya no quepan respuestas, están todas dichas. Consigue la obra irritar, mas nunca emocionar, no ha venido a emocionar, no es su pretensión, se aleja de la emoción como se  aleja del romanticismo o de la alegría pero no se aleja de la soledad, es su propósito.

Después viene La muerte y la doncella, un relato espeluznante, desde donde extrae el autor los vicios y las consecuencias de la deslealtad hasta llegar al término último de la vida. Es una delicia leerla, dentro de los cánones de la narrativa, porque está bien forjada, bien ensamblada y con maestría de buen escritor.

Todos los demás relatos –no me parece que deba significar cada uno de ellos- contienen ese duende de los escritores del sur que hacen que las palabras se vayan poniendo solas y no tengan que inventarse. Y a medida que se avanza se va encontrando la respuesta al título de la obra, incluso algún psicólogo podría hacer un diagnóstico casi perfecto tanto de los personajes como del autor, una vez leída la obra. Ciertamente es un desnudo integral del autor que no ha dejado sábanas encima ni ropa puesta, se ha desabrochado el alma con tanta naturalidad como rabia y ha escrito quizá con saliva de mar todo su columnario de desechos. Parecerá que ha olvidado la belleza, que no ha cuidado la estética en esta composición pero no es cierto, el cuido también es transparente lo verán en los diálogos, en las páginas sin puntos y aparte y los fondos. Está también dotada la obra de una estética extraña que la hace dulce y digestiva.

Cuando leí el título pensé que le presidiría el humor, que sería el humor su clave en el contexto y al leer Querida Verónica, el primer relato, me defraudó que así no fuera, porque no está escrita en un tono de humor dinámico ni carcajoso pero posee el encanto del humor socarrón y sarcástico en levedad y timidez como para despertar sus no pocas garantías de obra interesante, sin ser cómica.

Y diré que he disfrutado desenvolviéndome por el mundo tan real tan real de este autor al que he conocido unos días después de conocer su obra.

Un placer.

Ramón Llanes, Huelva, 8.4.14

 

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