RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

viernes, 1 de noviembre de 2024

LA SIMBOLOGÍA DE LAS LUCES

LA SIMBOLOGÍA DE LAS LUCES
Nuestra sociedad, -toda la sociedad y no solo la cristiana- celebra el nacimiento de Jesús proyectando sobre las sombras de la noche un inmenso manto de luz para deleite de los ciudadanos en general, sin tener en cuenta religión, raza o condición social; los pueblos y las ciudades casi que compiten por ofrecer un número mayor, un haz más original, un destello mejor dirigido o una conjunción de claridad y música en perfecta armonía estética solo para admiración de propios y extraños, sin reparar en gastos y sin tener en cuenta la efímera importancia que tienen las luces cuando son para cumplir con una regla inventada y nunca para construir o solucionar algo.
Si en esta Navidad apagamos las luces artificiales para estar un tiempo oscuros y destinar los
estipendios a cubrir las perentorias necesidades de aquellos que sufren las consecuencias de una devastación climatológica, si esto hacemos también estaremos celebrando el nacimiento de Jesús, pero de un Jesús más humano, más solidario, más hecho a nosotros, porque tal vez el nuevo Jesús esté entre los muertos o entre los desaparecidos en las tormentas o quizá entre los familiares que padecen el horror sentimental de la desgracia.
Pero no será posible, al sistema no le interesa apagar las luces, se le quejarán las masas de comerciantes que pululan con sus derechos alrededor de las claridades, se revelerán quienes se encargan de colocar los artefactos eléctricos, montará en cólera la gran pléyade de negocios abiertos en honor de las fiestas y romperán los esquemas los desencantados con estas ideas absurdas que impiden la buena marcha del bondadoso sistema que nos hace más felices porque podemos olvidar a los fallecidos, a los dañados e incluso al Jesús naciente para engolar nuestra fantasía en la sorpresa de una luz más fuerte que mañana no será ni recuerdo.
Ramón Llanes. 1.11.2024.

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