THARSIS EN SU HISTORIA
En
un documento de 26 de julio de 1882, Luciano Escobar acredita haber estado en
Tharsis en 1849 en viaje de exploración guiado por cierto espíritu aventurero.
En marzo de 1853 el ingeniero francés Ernesto Deligny llevó a cabo un estudio
de conocimientos de aquellos lugares que fueron de gran beneficio para la zona.
De ahí nace la moderna explotación de las minas. Y es precisamente Ernesto
Deligny, acompañado por Luciano Escobar, el impulsor de la creación de la nueva
sociedad minera que recomenzó la
historia hasta nuestros días. Ya en 1855 el Duque de Gluckbierg firmó con
Eugenio Duclerc un contrato provisional por el cual éste tomaba a su cargo
formar una compañía para explotar las minas con un capital de 8 millones de
francos y cuatro meses después se sacaba mineral en Tharsis y dos años más
tarde trabajaban unos 2500 operarios y un sin número de arrieros y carreteros,
empleando más de dos mil caballerías utilizadas para el transporte de mineral.
Por entonces el puerto de Huelva contaba con más de cincuenta buques esperando
y embarcando mineral.
En aquella dura carestía de granos de 1857 los trabajos de Tharsis amparaban a todos los hombres de la provincia reemplazando la miseria, la ociosidad y el contrabando por el trabajo legal y el bienestar.
Según datos que constan en los archivos municipales y nacionales en 1862 la extracción anual de minerales alcanzaba la cifra de 200.000 toneladas, unas 6000 toneladas de metal refinado. Constando también el inmenso aluvión de hombres de toda la región que llegó a conformar una población solo en Tharsis, cercana a los 7000 habitantes. En 1898 se concedió, mediante una petición obrera, un día de descanso, que fue celebrado con inusitada alegría y desde donde nació el origen de la Velada actual.
No
cabe duda alguna que el Tharsis de la Biblia que daba riquezas y oro a Salomón,
el Tharsis de los fenicios, el Tharsis de los romanos, el Tharsis de Felipe II,
coincide totalmente( y así lo avalan los historiadores) con nuestro Tharsis
minero aurífero y cobrizo. La historia lo deja patente a través del estudio de
sus inmensos escoriales y Deligny lo ampara con garantias. Este es el Tharsis
de Hiram, el núcleo de las minas del Rey Salomón, la única ciudad de Occidente
que aparece nombrada en la Biblia en 25 ocasiones. Este es nuestro mayor y
mejor orgullo.
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