DICEN DE HUELVA
En el relato que descifra la
idiosincrasia del onubense destaca siempre un adjetivo tan avergonzante como
irreal. La apatía -dicen- define al onubense, y ha conspirado este vocablo con
nuestra identidad desde tiempos ya olvidados quedando como rémora un “premio”
inmerecido cuyos sinónimos no son halagadores y precisan de un repunte
ensayístico que lo destroce, a cuyo fin me apresto sin certeza de poder lograrlo.
Y digo que tras haber conseguido llevar
a cabo la gesta más gloriosa de las historias, arribando a mundos desconocidos,
no pueden esconderse seres apáticos. Y no es con apatía como se crea y conserva
el mito del patrimonial fandango como elemento cultural expresivo y de
identidad de nuestra tierra. Y para poner en competencia mundial un Puerto de
gran importancia en todos los órdenes no se han requerido -digo- muchas dosis
de apatía, si no más bien de todo lo contrario. Y aunque sea don natural,
pecarán de osados si tachan de apáticos a quienes tienen el privilegio de
poseer y conservar uno de los litorales marinos más bellos de la tierra. Y de
incultos a quienes nombren nuestra apatía al hablar de Doñana. No ha de entenderse que los ciudadanos de una
provincia que crearon y mantienen en perfecta armonía el jamón como mejor
manjar del mundo, es una provincia llena de apáticos. E igual ejemplo digo
sobre el otro manjar que extraemos de nuestro más cercano mar, nuestra gamba,
que tanto sinsabores nos quita. Y reitero que una provincia donde se comenzó la
moderna industrialización con el empuje de las minas, llegando a tener
notoriedad a nivel mundial, no es la apatía su adjetivo de identidad. Y también
para desterrar los tópicos de esta lacra tan creada que hasta nosotros mismos
nos creemos, nombremos a Vázquez Díaz, a la Rábida, a El Rocío como
manifestación etnográfica de interés único, nombremos las romerías de El
Andévalo, contemos que en Huelva se jugó por primera vez al fútbol en España y
que su equipo es el decano en este universo; nombremos las excelencias
paisajísticas de la Sierra y del Condado, el Dolmen de Soto, Niebla,
Almonaster, la Gruta de las Maravillas y esos mil patrimonios más que sería
exagerado nombrar y que dejamos en su memoria. Sin embargo quiero restregar con
más fuerza a quienes nos llaman apáticos que en esta soberana tierra nació Juan
Ramón Jiménez uno de los más ilustres poetas que ha dado la humanidad.
A partir de ahora no se permita que
desconocidos incultos y ajenos a nuestra historia y a nuestro arsenal de
encantos, digan que Huelva es una provincia caracterizada por la apatía, porque
estarán faltando a la verdad y dañando nuestra identidad. Un respeto.
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