RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 16 de enero de 2019


ELEGÍA INMERECIDA

 

 

 

A Francisco Martín Pérez “El Ligero” que se quedó dormido

soñando con volver a su misión del trabajo, a donde nunca faltó.

 

 

Me pongo a pensarte

y te recuerdo fuerte y fiel, como la tierra;

las yerbas están cortadas,

florecido el rosal,

limpio el jardín.

 

Me dedico a esperarte

y te sorprendo, cuesta arriba, hacia todos los cielos,

con aquel cacharro al que llamabas moto

y que solo para sustos te servía.

Han quedado con buena poda los naranjos,

las macetas aún preguntan por tí,

los gatos te sollozan

y nosotros te rezamos a manera de quererte.

 

De ser tan sencillo como la misma piedra que trabajaste

has llegado al infinito del afecto de todos,

a la admiración de los vacíos de la atmósfera

y al respeto de los compañeros de filones y barrenos.

Has llegado a cubrirte de paz

con un manojo de glorias merecidas,

por haber sido sencillamente “hombre”.

 

Pero no merecías, tan pronto, cerrar las manos;

el tajo te nombra, la corta te necesita,

los hombres cuentan, sin falsa modestia, tu voluntad,

y la vida podría ser aún tuya.

 

Amigo Francisco

qué bien nos expresan tus huellas

la bondad de tus actos. Aquí estarán, en el pozo,

en las sombras, en la cancela, en los niños,

en el lugar más ardiente de nuestra alma.

 

 

 

Ramón Llanes 16. enero 2013.

 

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