FELICES,
LOS RICOS
En
las esferas de lo absurdo, pobres de espíritu y ricos en tenencias, razas
viejas no contrapuestas, tampoco rivales, incluso muchas veces compatibles pero
ambas rozando lo irrazonable. Nadie tendrá que levantar la cabeza, ya lo vemos,
predomina lo absurdo. Comprar ha dejado de ser una necesidad para convertirse
en un compromiso. Los ricos son felices, dicen los pobres. Los pobres tienen
menos preocupaciones y viven mejor, dicen los ricos.
Las
dos razas se parten la cara para sobrevivir, con la particularidad que a unos
les cuesta más que a otros, pero existe un reto cada día para cada cual,
incluidos los desempleados, los jubilados y los militares ( pongo por caso). La
selva de esta vida se encarga de nosotros con moderación y nos sacia o nos
aprieta miserablemente, responde el desasistido, y el otro ni se preocupa,
pierde el tiempo en el ocio. Y más en verano.
Los
términos medios o no existen o están en el paro , porque la clase de los
medios, azotada por todos los costados, solo transita para mejorar, con una
dosis de esfuerzo indeleble; consigue mucho, lo ha merecido, pero nunca llegará
a codearse con los de arriba y menos con los de abajo, ama su esfera, se gusta
siendo rey sin territorio y adora la convivencia que ha logrado.
Felices,
los ricos, felices serán los pobres, felices los medios y felices todo vecino
que se lo proponga y tenga voluntad de hierro, capacidad, inteligencia y varios
etcéteras. Se trata de un reino en el que pueden entrar todos, sin obligación
de carnets, ideologías o religiones. Ya veremos en el otro, al que dicen las
malas lenguas que solo subirán los buenos. La manía es encasillar, para
definir, para seleccionar, para almacenar y para calificar, que lo demás
importa menos que un bledo.
Los
pobres ricos se quedarán en una red de consumo siendo felices por obligación y
los pobres pobres se acostumbrarán a ser estereotipos de buscadores de la
felicidad. Los medios escucharán las
quejas de unos y otros. A las tres razas les resultará imposible ser felices.
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