TRES VECES LA
VIDA
(Prólogo al libro
de Cristóbal Llanes
COSAS DE CALAÑAS
1)
A
través de una preocupación por el orden, que se convierte con el tiempo en una
patología con pasión de por medio, llega el autor a un enfrentamiento de
combate con la misma historia que aquí pretende desmenuzar; batalla también con
su interior porque la finalidad de la obra, -pareja con el fin de su propia
existencia- sobrepasa lo que es el estudio etnográfico de su lugar amado y
viene a ocuparle, con razón, la mayor parte del espacio que posee para
configurarse como ser humano en la sociedad a la que pertenece.
Nada,
ni una pizca de su dilatado proyecto de vivir se le ha ido del conocimiento, ni
un ápice de costumbre, dato, detalle o advocación le ha ocupado su olvido. Todo
lo tiene agasajado en la memoria y ahora se acerca con su virtuosidad a
rescatarlo para dotar a unas páginas en blanco de un misterio inconmensurable
que es la historia de Calañas, en partes, en trozos definidos, en evocaciones a
lo místico y a lo lúdico con la maestría de un orfebre y la sensibilidad
inalcanzable de un músico. Él responde a esta llamada del tiempo con este
glosario de acontecimientos inauditos que forjarán el patrimonio y enriquecerán
el estudio de la identidad.
Es una Trilogía de aconteceres que saca de lo insondable consideraciones cuasi empíricas capaces de modificar para muchas personas el sentido sentimental o natural de las cosas, que tal vez después de leer esta importante obra puedan cambiarse los conceptos anteriores y en otros casos pueda comprenderse mejor el por qué de la interpretación que los sucesos ha dado a lo transcendental, a lo sutil o a lo rutinario, de eso se trata. Porque es una obra para adquirir conocimientos o ampliarlos, para entretenerse en párrafos o en festejos, para sonreír o soltar una lágrima, para formarse una idea nueva de lo primigenio o para saltar de alegría y satisfacción por agrandar el orgullo que por la tierra se siente.
Si
en efecto la obra se acerca a esa formulación el autor habrá conseguido
alcanzar la meta diseñada y disfrutará a conciencia de haber contribuido con
ella a estimular a su estudio y acabar el tejado de Calañas en el más amplio
sentido del término, esa es la pretensión unívoca, es la filosofía de cualquier
tratado que utilice a la historia como elemento imprescindible para la formación
de los pueblos y para que el cuidado por el carácter, la idiosincrasia, el
humor, la devoción, la economía, la fortaleza, la formalidad y todos los
aspectos que han hecho la vida de esta o de aquella manera estén protegidos por
quienes son, han sido y serán sus protagonistas necesarios. En esta obra está
planteado así, con la sencillez de un autor que se centra en la documentación
que con celo ha guardado y con más celo y entusiasmo ahora la pone a
disposición de su pueblo; es un acto de lealtad, de generosidad y de entrega,
hecho para donarlo con su pasión, por amor al arte de amar a su pueblo desde
las más insignificantes a las más sublimes entretelas.
Son
tres veces la vida en este edificio espiritual hecho a pespuntes y sobrehilado
con la artesanía que a su estirpe significaran los sastres que en tan largo
tiempo constituyeron la esencia que se refleja en este terno a medida que, con
la mesura y el talento de un excelso investigador de costumbres, acaba
exponiendo la historia, las tradiciones, los hijos ilustres, la influencia de
lo religioso, la Virgen, las Hermandades, el folclore, la gastronomía y lo
público y lo privado, como si de un traje único se tratara.
Calañas
es un edificio con buenos cimientos antropológicos, su humanidad y su talante
le prestigian, sus advocaciones le distinguen y sus emociones expresionistas
son valores tenidos en cuenta; Calañas es también una mitología de raigambre
bien distribuida y mejor conservada; la identidad es claramente definitoria,
los ritos y los temples destacan en la fisonomía, todo está hecho en Calañas a
nivel ético, esa es su grandeza, ese es el edificio que esta obra destapa para
bien de los curiosos que sepan verse reflejados en ella y para quienes deseen
meterse hasta las entrañas en este universo de genialidades llamado Calañas.
Ramón Llanes.
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