RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 16 de mayo de 2016

BODA DE AGUA


Estaban los silencios, no vinieron sagrarios a la ceremonia, estaba el amor; la boda fue en el agua, con la música solemne del agua sonando en el órgano cercano del río que se difuminaba en la orilla, con la grandiosidad de todos los sentidos presentes en la tarde de otoño que compuso una luz única para los novios. Las palabras, el afecto, los “sí quiero”, y de fondo, el agua; las madres que se decían amores, los novios que reían, las miradas atentas, y de fondo, el agua; el juez con excelencia y gracia, las flores en las mesas, los llantos en los ojos, y de fondo, el agua; el blanco del lugar, las paredes de arena, los sentimientos, y de fondo el agua.
Boda entre dos, para todos; para ellos, como sueño con nervio soñado, para las ilusiones preferidas de los padres, para la luz aquella que la tarde imaginó, para la amante asistencia en su complicidad de cariño, para el paisaje que se iba despertando poco a poco y luego durmiéndose y más allá un confín de futuro entre los augurios más cálidos y la esbeltez del agrado contenida en la belleza de los acompañantes; estaba allí, en la boda de agua, un cierto y completo olor a vida.
Ayer que me dijeran de las bodas sobrados adjetivos deleznables, que fuere acto esquivo, quizá que nunca estuvieran en una boda de agua o quizá que al agua que permanece en aquel río-mar le faltara una boda. O fuere que se metió la ocasión tan adentro, –por tantas esperanzas, por tanto efecto–, que las blanduras del alma se vieron encharcadas en un remilgo emocional de sobresalto. Han quedado escritas en el aire las palabras que se dijeran con vocación de eternidad, porque el agua hizo de libro; y los entusiastas y libres esposos que estuvieron en un vuelo casi toda la jornada, han quedado hechos en la foto síntesis del horizonte de agua.
Cuando se cerró la tarde del todo, cuando nos dijeron del final, sin avisarlo, el agua seguía insinuando una melodía como de amor que no invitaba a dejar allí la memoria y marcharnos como si nada a la que nos parecería, otra vida.


13.10.13. Ramón Llanes.

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