RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 2 de mayo de 2016

UN DÍA EN EL UNIVERSO

UN DÍA EN EL UNIVERSO

Es mayo pronombre emocional de muchas vivencias que por aquí, -Andévalo arriba-, es costumbre celebrar con avidez la apertura del frasco de las memorias y cada primavera los estertores románticos del cuerpo se llenan del sentido más alegre que cualquier humano se precia en poseer. Y como comenzó mayo y estaba el tiempo tan a nuestra medida, tan quieto, tan plácido y tan goloso, hicimos acopio de sentimientos y abrazos y nos fuimos al universo de nuestras realidades a someter a fantasía todo aquello que nos pareciera soñado en el recuerdo.
Parada inicial a los pies de la frontera con los pagos portugueses, en el Paymogo más complaciente y mágico, con un campo acalorado de afectos, una cómplice armonía de legos en la usanza de saber entender el sonido del alma, un sabor crecido en el gusto por el conocimiento de lo lírico y una mirada amiga con dos mil miradas juntas. Luego, empezada la tarde, ruta directa a San Benito, el custodio lugar de los templarios, la ermita solemne, el turrón nuevo, el misterio en la puerta, la complacencia en los ritos, cerreños entregados a quien llega, sabiendo que es parte del espíritu. Un paisaje agreste con dehesas de encinas viejas, un camino curvado de ansiedades y llegada a Las Cruces, donde se cambia el reloj al antojo de los deseos; allí estaba la otra parte, la tercera parte del universo buscado de un domingo de mayo; sonaba la guitarra, estremecía el cante, llegaba la noche sin causa, se perfilaba un rato único.
El Andévalo es una Romería dedicada a la primavera y a las riquezas etnográficas que el tiempo dejara para nuestra identidad. Fuimos esos habitantes de este universo que, comidos por el orgullo de sentirnos tan cerca de esta magia de las emociones, tatuamos en un solo día un mundo entero en el corazón de Susana, Canti y quien suscribe. Un todo nada efímero.

Ramón Llanes 2 mayo 2016.

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