RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

viernes, 17 de enero de 2014

A PAYMOGO


A PAYMOGO


Ha turbado la tarde una fusta de metralla
que rebusca odio de callejas,
se esconden tensos los contrabandos
y ni respira el miedo
ni la agonía, ni la última lágrima,
ni siquiera los civiles
carabineando lomas de perdidas esperanzas.
Que para ellos la esperanza
estaba en el encuentro y para otros en la escondida
y sobrando pies de correrías
y caballistas enhiestos, los potros
sacaban el dolor de las entrañas
cuando despejaban el viento en la carrera,
perdiendo el verde
la misión del envite por mordiscos de tierra
y rabias de hombres.
Delante la maestranza de la madre,
el primer querer, la llegada, el beso,
la rúbrica del fandango, el dormir austero
de la guitarra.
Delante,escarchas sin fríos y volteos
de apariencias de sol,
todo delante de la vida, hasta el futuro.
Detrás, los barrancos ahogados por piedras
y guaridas, los perros acusando presencias,
las mochilas hartas de espaldas,
los cansancios de pobres
y la rareza del hambre.
Han pasado los seres y los milagros
son de pago por estos baldíos
y las palabras se mueven en las venas
con santa cruz y alferecías
de mayordomos, con ristras de ardores frescos.
Siguen siendo los atardeceres
obedientes y salpican de sangre
las almenas del castillo,
rezan y se van.
Ya no muerde el !alto! en las espuelas
ni la miseria en los huesos,
muerde el tiempo a poco de nacer
por acobardarse de valentías.
Y siguen las voces fuertes soltando
gritos contenidos por el amor
y desgarrados de la verdad
del cante. Y siguen los vicios de arrear
caballos y los vicios del amanecer despierto
en estribos y aguardiente.
Para el recuerdo fueron los “desalivios”,
para la aurora los deseos,
para siempre la dulce pasión
por la tierra,
terrones y solanas de Paymogo.


Ramón Llanes 30-9-98

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