RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

jueves, 13 de febrero de 2014

LUIS FELIPE

LUIS FELIPE.
Este nombre que suena a sangre azul,a reinado y a palacio, identifica sencillamente una marca de brandy, de por aquí cerca, de este Condado nuestro rico en soles, en bodegas y en vendimias. Guardado en el silencio de los tiempos, madurando y envejeciendo al propósito de la enseña de vida, duerme la madre, -otrora cepa, después uva, luego caldo-, para nacer a la libertad del paladar con todo el aroma del sosiego que la soledad fue capaz de donarle.

Luis Felipe -brandy-es un patrimonio cultural de esta humanidad de privilegios, la conspiración entre hombre y naturaleza, el resultado de la paciencia y de la tolerancia, hasta que del vino se halló el fruto místico, tesoro cultivado en siglos y causa de miles preocupaciones y encantos. En olor palmerino, en Rubio de cuna, en solemnidad de templo, vive la vid su reencarnación última llegando al más elevado anfiteatro de dignidad. Oculto en cofres de duelas se juntan esmero y parsimonia, las manos hacedoras del bodeguero, el tonel, la tarea del cuido, la probanza en venencia, el colmo. Botas ajustadas al troquel, a las cales, a las luces intrépidas que nunca han de llegar, al prestigio. Todo depende de la sabiduría del hombre, de la sabiduría de la naturaleza, de la sabiduría de la bodega; todo sabiduría, dejando correr las horas hasta los partos que serán libertades al preciado líquido.

Siempre faltarán vocablos para alcanzar la perfecta definición de aquel excitante olor a paz y a tiempo. Y para definir sabor, un imposible con cualquier hipérbole, como para magnificar lo más sublime; un bien logrado manjar idóneo para digerir en el mejor acontecimiento o en la más delicada intimidad.

A ellos, artífices múltiples, amos y jornaleros, herederos de este legado único y rico, la carta de excelencia, un sobresaliente cum laudem y aplausos para el estímulo. Cosas bien hechas se precisan y Luis Felipe es una de ellas.

Sumar al deleite su valor sensual, la delicadeza al masticarlo, la confianza en la mesura para lograr el más perfecto equilibrio de ebriedad. Y procuras de amistad para los conversadores y calmas de prisas. Es todo eso, no solo alcohol, no solo brandy, no solo elemento de rechazo, está admitido el placer, lo sustancial, lo perdurable, lo evidente, la razón de su existencia que le da consolidación y arrope.

Hoy, esteros abiertos y mar callada, poniéndole desde la brisa fragancia a los aires del Condado para la nacencia siempre acertada de ese oro de brandy llamado Luis Felipe.

Rllanes

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