RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

sábado, 22 de febrero de 2014

SECRETOS


SECRETOS.

A estas alturas, ya ves; a tanto tiempo de aquel resultado primero del encuentro feliz; más joven yo, tú madura, los dos tiernos como flanes, nerviosos y cárdenos; los dos enjaulados en un enamoramiento de románticos, tú agotada de la pasión mía que ha durado tanto como la vida, yo pendiente del calor, de tus estrenos, de tus venas frías, de tus manos; y ha de ser a estas alturas de la senectud de ambos cuando me arrime a contarte solo un secreto que son todos los míos de la existencia.
¡Y es que te tuve tanto en sueños, tanto en memorias vivas, tanto en ilusiones y tantas veces..! Hasta en la felicidad tardía y hasta en las hogueras de impaciencias, siempre te tuve. Ajena, lo sé, a mis estados de ánimo, he contado los años por minutos para llegar a hoy que me plazco en anunciarte, en este recodo de cielo, todos los compromisos rotos por tu culpa, las fuerzas perdidas, los viajes no realizados a otra parte y sí a tu infinito, las caricias no ganadas. Estabas en otra luna cuando era llena para mí, que de tus rasgos de hembra me quedarán polvos o cienos según la misión o la época.
Creí haber nacido contigo y para tí y eras como de todos, como el pasamanos o el aire; eras de los de principio de siglo, de los del sorteo y de los muertos. Hoy son las cosas igual, no ha volado el tiempo tanto como mi deseo. De nada advertirán golpes de pecho de dolor o pecado, de mucho por consagrarme al hito de lograrte. Hoy no es tarde para recurrir a la memoria y traerte los secretos de mi miedo. Solo que hayas sido promiscua en la corta distancia de mi vida, me ruborizará. Sabrás que por tí son los únicos ojos nunca despegados, los pies acariciándote en las glosas y en los arrabales, con el tacto acudiendo a tu profundidad; en los oteros concubina mía, en la solana más consejera, más amada en el paisaje, más reina en el pozo.
Ahora que solo tú me oyes al compás de un latido, prefiero reclinarme en el cansancio y por el deber de la secretería acogerme a tí, pronunciar tu nombre, ser de la carne y del espacio, hacer bulto en la fila, y con mi bajo grave de coro a tí, que me oyes, referirte todo mi amor desde mi primer beso, amada y querida tierra.

R. llanes.

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